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El periodista Miguel Ángel Moreno en la Escuela de Reporteros de Andalucía (ERA)

De pedacitos de vosotros

No sé si habrá leído usted los artículos de mis compañeros narrando los primeros pasos que hemos dado en la Escuela de Reporteros de Andalucía. Si lo ha hecho es posible que coincida en una valoración: “Animalitos… ¡qué poco saben de la vida!”.

Lo siento, estimados colegas, pero algo de razón tiene el implacable lector. Parecemos al escribir, lo mismo aquí que en las redes sociales, una comuna hippie rebosante de buenas intenciones, amor fraterno, flower power y poco sentido práctico.

El periodista Miguel Ángel Moreno durante una entrevista en la ERA
El periodista Miguel Ángel Moreno durante una entrevista en la ERA

Es horripilante ver cómo ignoramos que somos competencia, que dejamos el cainismo para un más adelante en el que, quizás, nos arrepintamos de no habernos comido a esos niños que eran para comérselos. La vida, dicen, no es eso.

No crea el lector que todo ha sido un camino de rosas. Reportajes pisados por otros medios o que se caen porque no hay manera de encontrar a quien quiera contarnos su historia. Entrevistados que se cierran y nunca más cogen el teléfono. Carreras, datos que se pierden, mentiras que, aun sabiendo que lo son, no encuentras manera de rebatir. Hasta algún sustillo de salud que te retrasa la grabación.

Miguel Ángel Moreno entrevistando a José Antonio Casanueva, abuelo de Marta del Castillo
Miguel Ángel Moreno entrevistando a José Antonio Casanueva, abuelo de Marta del Castillo

Y compartiendo equipo técnico con dieciocho compañeros, créame, no es un problema menor. Lo que es el día a día del periodista, me argumentará con más razón que un santo.

Somos buena gente, pero no ingenuos, y sabíamos a lo que veníamos. Sabíamos el pedregal que hay que recorrer muchas veces para contar una noticia.

Y, aun así, seguimos siendo esos locos peligrosos que cada fin de semana llegan a la Escuela con una sonrisa.

El periodista Miguel Ángel Moreno posando en la Escuela de Reporteros de Andalucía (ERA)
El periodista Miguel Ángel Moreno posando en la Escuela de Reporteros de Andalucía (ERA)

¿Por qué? Meterme en la cabeza de mis compañeros es un ejercicio arriesgado. Pero intuyo respuestas en sus ojos, en sus gestos, en su manera de afrontar cada reto.

Respuestas que me animan a pensar que el oficio más bonito del mundo, el de contar historias, tiene un futuro enorme por delante.

A pesar de que vivir de él es cada día más difícil en un mercado laboral que más que comunicadores requiere de equilibristas. Sin pensar en que el mal uso que algunos hacen del cuarto poder ponga sobre todos nosotros la sospecha de la manipulación y la deshonestidad.

Sin importar que aprendamos a usar unos medios y a crear unos formatos que probablemente pasado mañana se hayan quedado obsoletos. A pesar de todo eso que, dicen, es la vida.

La vida es bailar entre las sombras y las luces, llorar de alegría y reír por no llorar.

Por eso la vida es también descubrir que admiras a gente a la que acabas de conocer, personas con unos valores que te hacen replantearte axiomas de los que nunca habías dudado y profesionales capaces de conmoverte, de convencerte, de divertirte.

Escuchar, aprender y rebatir a unos profesores que se dieron cuentan de que subirse a un pedestal no aumenta la autoridad de lo que exponen y que reír, llorar y batirse el cobre al lado de sus alumnos, de sus compañeros, es enseñar de la mejor manera posible: con el ejemplo de alguien a quien, además de respetar, aprecias.

Miguel Ángel Moreno entrevistando a Juanma Díaz, matemático que narra su lucha contra el cáncer en las Redes Sociales
Miguel Ángel Moreno entrevistando a Juanma Díaz, matemático que narra su lucha contra el cáncer en las Redes Sociales

La vida es los caramelos que desaparecen a velocidad de vértigo, el tomarse el octavo café del día porque no te apetece sentarte a montar una noticia, los contactos que se comparten con el compañero agobiado. Es echarle la paciencia del santo Job para organizar la cena de Navidad para veintitantos, acordarte de la estirpe del que te acaba de pisar la pregunta perfecta que traías pensada para una entrevista, sentir el éxito de quien tienes al lado como tuyo propio.

En el camino nos encontramos un montón de piezas con las que podemos montar el rompecabezas de nuestra vida; en nuestra mano está elegir qué dibujo forma ese puzle.

La gente de la Escuela de Reporteros lo hemos visto claro. El nuestro es un mundo de luz y color, no porque desconozcamos o nos riamos del peligro, sino porque es nuestra manera de luchar contra él.

El periodista Miguel Ángel Moreno en la Escuela de Reporteros de Andalucía (ERA)
El periodista Miguel Ángel Moreno en la Escuela de Reporteros de Andalucía (ERA)

Con pasión, emoción, locura, sensibilidad, agilidad, paciencia, sentido común. Con inocencia, picardía, fuerza, dulzura, dudas, certezas, ilusión, experiencia, frescura. Hasta una mijita de mala follá.

Si se encuentra con cualquiera de mis compañeros, alumno o profesor, seguro que es capaz de referirle al lector nombre y cara de cada uno de esos fragmentos que forma el alma de la ERA.

Una institución (La ERA) no es sino las personas que la forman. Y el sueño que ha cambiado y que va a seguir cambiando muchas cosas en mi vida está hecho de pedacitos de cada uno de ellos.

Sí, sé que es ñoño. Pero eso también es la vida. Y si no lo dice nadie, se lo digo yo.

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